viernes, 27 de febrero de 2009

Gobierno de Horacio Vàsquez


El gobierno de Horacio Vásquez encontró una crisis financiera aguda, por ejemplo la caída de los precios en los productos de exportación fueron catastróficas, el azúcar bajó de 28.53 a 9.83 centavos de dólar, el tabaco en hoja que en 1920 se colocaba a un precio de 25. 80 sufrió una brusca caída para cotizarse en 1924 y años siguientes en 14. 46 centavos por kilogramo, otro producto que corrió igual suerte fue el cacao, quien llego a ser comprado a 12.07, después de tener un precio de 26.37. Este panorama provocó que antes de finalizar el año 1924, fuera firmado con los Estados Unidos un empréstito en sustitución del convenio de 1907 por la suma de $25.000.000, buscando con este fusionar toda la deuda pública que hasta el momento existía conocido como la Convención de 1924.

Esta Convención con respecto a la firmada en 1907 (Convenio Dominico-Americano) en su esencia fueron idénticas, ambas comprometían la soberanía del país; sin embargo la del 1924 tenía una fecha de expiración más lejana, se extendía hasta el día en que quedara cancelado el nuevo empréstito y la de 1907 tenía fecha limite hasta 1942. De modo que en la del 24 se establecía un arbitraje para dirimir cuántas diferencias de criterio se suscitaren en su cumplimiento, mientras que la otra carecía de esta previsión.

Se emprendieron intensas campañas de prensa y de mítines en la Plaza Colón, encabezados por algunos nacionalistas entre los cuales se encontraban Estrella Ureña y Peña Batlle. Estos levantaron sus voces contra esta inusitada forma de entrega. Sin embargo, los planes trazados por el gobierno de Horacio Vásquez continuaron y fueron aprobados por la Cámara de Diputados y luego por la de los Senadores a finales de mayo de 1925.

En principio, los fondos fueron destinados a obras inconclusas de elevada importancia como el acueducto de la ciudad capital, la terminación de carreteras y caminos vecinales, el incentivo a la producción agrícola ganadera, construcción de hospitales, readecuación y construcción de aulas, entre otros.

Este relativo clima de paz y democracia que vivía la nueva república se vio prontamente entorpecido por las pasiones, ambiciones y protagonismo de ciudadanos que desde hacia tiempo venían proyectándose como hombres fuertes.

Sin mucha dilación, el escenario político perneó todas las instituciones públicas, se hicieron visibles los intereses de un bando político y del otro, los intereses personales se impusieron sobre los colectivos, la constitución fue modificada cuántas veces fue necesario, hasta que fue hecho un traje a la medida.

Por ejemplo, el mandato presidencial fue extendido dos años más (1928 a 1930) lo que fue llamado “la prolongación” evidenciándose en la historia dominicana el fenómeno del continuismo como una vieja practica gubernamental, de igual manera se intensifica la creación de nuevos puestos ocupados por amigos y seguidores de Vásquez.

Así también, dentro de esta vorágine surgieron figuras en las Instituciones de fuerza convertidas en fuertes hombres que maniobraron para lograr posiciones importantes, como la de Rafael Leonidas Trujillo, quien para 1926 ya tenía rango de capitán, con tanta suerte que al transformarse la Policía Nacional Dominicana en Ejército Nacional, fue ascendido a General de Brigada, con mando en jefe, poniéndose de manifiesto el factor suerte, como una categoría histórica.

Lo otro ya es conocido, la traición, la envidia, las ansias de poder y los sentimientos más diabólicos se apoderaron de los destinos de la nación, como resultado de luchas internas y apetencias personales disfrazadas de falso paternalismos. El día 3 de marzo como producto de un golpe de Estado se apodera del poder Rafael Leonidas Trujillo por espacio de 30 largos años.

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