lunes, 25 de agosto de 2014

Luis Carvajal, un hombre de corazón inquieto y amor profundo



Soy un rumor desnudo que estalla en el silencio.
Respirando el olvido he quemado los puentes.
 Aprendí a ser un eco,
a dibujar caricias,
a calentar las sombras,
a besar las sombrillas después del aguacero.
 Pero sé
          que en algún lugar hay un rastro de sangre,
una hebra larga y triste de palabras sabidas,
unas manos mordaza que ahogan los gemidos.
alguien que arranca flores y siembra pesadillas.
 Poro virgen, sortilegio de dioses que habitan los pantanos.
Bosque invisible en todos sus rincones.
Vino agrio y amargo, anfitrión de demonios.
Amanecer de párpados cosidos a una hogaza de pan.
Judas que pule la cruz y  ensaya besos.
 No creas hombre malvado; tenemos un mismo camino a la raíz.
-¡Qué triste verso!
 De los puentes quemados saltan chispas
iluminan un libro de hojas amarillentas

y el eco de un rumor que estalla en el silencio.

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